martes, 17 de marzo de 2015

El poeta dibuja en el aire, por David Sorbille

A “Los cantos del gran ensalmador”
de Manuel Ruano (2005)

El poeta dibuja en el aire un signo musical
le otorga alas a la escritura apasionada
y entreteje sensaciones itinerantes

Su palabra tiene el tono de los ángeles
el oficio desolado de los soñadores
y la magia de las emociones crepusculares

La utopía de los celebrantes del sol
lo sumerge en el aura de los mitos
que nutren la filosofía de sus versos

Su inspiración sigue la huella de los clásicos
y expresa la historia y los ideales
de la gran patria latinoamericana

La versatilidad que esgrime
tiene la frescura de los manantiales
que eternizan las leyendas


(de "Un puente de voces", de David Sorbille, Enigma Ed., 2012)

domingo, 28 de diciembre de 2014

Hubo un puerto de membrillo - David Sorbille

                                                   
                                                   A “de rayo en fiesta”
                                                   de Alicia Pastore (2013)


Hubo un puerto de membrillo,
un recuerdo de caricias, una rosa temblorosa
en la infancia sedienta de certeza.
Hubo piedad y silencio, un espejo deformado,
la muerte blanca, el olvido fatal,
la tierra y su vientre, la mugre de la guerra,
el deseo en la vigilia imaginaria del tiempo,
el amor y el destino que acechaba,
el viento de las rebeliones atravesadas por la locura
de una era inquisorial,
y la palabra que resiste, no entrega fácilmente
su jadeo en el torrente que viaja en el duelo,
en la danza del fuego, en el desafío que viaja,
en la niña que se mece en el columpio de la vida,
en el misterio de la verdad sin cielo
como rayo en fiesta de una poesía que se hace piel,
alumbra el momento,

créeme: que esto es  así!

lunes, 8 de diciembre de 2014

Vladimir Hollan por Leandro Alva



Leandro Alva comenta su trabajo sobre Vladimir Holan en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Julio Huasi por Sebastian Olaso





Sebastián Olaso comenta su trabajo sobre Julio Huasi en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Horacio Preler por Teresa Vaccaro





Teresa Vaccaro comenta su trabajo sobre Horacio Preler en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Nina Thurler por Maria Elena Rocchio





María Elena Rocchio comenta su trabajo sobre Nina Thurler en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

María melek Vivanco por Virginia Segret Mouro





Virginia Segret Mouro comenta su trabajo sobre María Meleck Vivanco en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Leónidas lamborghini por Eugenio Polisky





Eugenio Polisky comenta su trabajo sobre Leónidas Lamborghini en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

José Luis Mangieri por alicia b pastore





alicia b. pastore lee el poema de José Luis Mangieri: a la ciudad le arrancaron los ojos en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Emma de Cartosio por María Amelia Díaz





María Amelia Díaz comenta su trabajo sobre Emma de Cartosio en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Néstor Cheb Terrab por Ana Guillot





Ana Guillot comenta su trabajo sobre Néstor Cheb Terrab en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Josefina Leyva por Graciela Bucci





Graciela Bucci comenta su trabajo sobre Josefina Leyva en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Javier Adúriz por David Sorbille





David Sorbille comenta su trabajo sobre Javier Adúriz en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Carlos Giovanola por Irene Marks





Irene Marks comenta su trabajo sobre Carlos Giovanola en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Alicia Grinbank por Isabel Victoria Krisch





Isabel Victoria Krisch comenta su trabajo sobre Alicia Grinbank en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Eugenio Mandrini por Gabriela Delgado





Gabriela Delgado comenta su trabajo sobre Eugenio Mandrini en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

Pedro Salinas por Susana Cattaneo





Susana Cattaneo lee un poema de Pedro Salinas en la presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

lunes, 1 de diciembre de 2014

Yo me resisto, de Amelia Biagioni

Yo me resisto,
en la calle de los ahorcados,
a acatar la orden
de ser tibia y cautelosa,
de asirme a la seguridad,
de acomodarme en la costumbre,
de usar reloj y placidez,
aventura a cuerda,
palabra pálida y mortal
y ojos con límites.


Yo me resisto,
entre las muelas del fracaso,
a cumplir la ley de cansarme,
de resignarme,
de sentarme en lo fofo del mundo
mortecina de una espada lánguida,
esperando el marasmo.


Yo me resisto,
acosada por silbatos atroces,
a la fatalidad
de encerrarme y perder la llave
o de arrojarme al pozo.


Con toda la médula
levanto, llevo, soy el miedo enorme,
y avanzo,
sin causa, cantando entre ausentes.

sábado, 22 de noviembre de 2014

Hugo Toscadaray

El muerto

Cuando caiga,
decididamente cuando caiga
podrán revisar las rutas del vino
las huellas del tabaco
los tatuajes del orgasmo
los tótems gigantescos de cada derrota.

Cuando caiga,
decididamente cuando caiga
habrán de hallar un sendero de pequeños guijarros
o migas de pan o trazos de orina
que conducen a esa ninguna parte de la desolación
que habité a los gritos.

Cuando caiga,
decididamente cuando caiga
observando con paciencia, comprenderán, quizá,
los malos humores (de los que no conozco arrepentimiento)
las largas ausencias
los excesos
la fragilidad encubierta
y ciertas maneras que guardaba la tristeza
al desplomarse en mis hombros. 

Sin embargo, si quieren conocer, en verdad, mi corazón
tendrán que mirar a través del agujero en mi frente
porque allí detrás, en el hueco abierto de la nuca
encontrarán un océano de islas, estrellas y duraznos
y verán aquello que quise ser pero que, decididamente,
se tragaron las lluvias y los días.




(de Elogios y otras intemperies – 2012)

lunes, 3 de noviembre de 2014

Poetas sobre Poetas II



presentación de “Poetas sobre Poetas II” – La Luna Que 2014, en la Biblioteca Nacional el 31 de Octubre de 2014

viernes, 17 de octubre de 2014

Tu canto piel ahora, de David Sorbille

A “Doctora Jekyll y Señora Hyde”
de Nilda Barba (2009)

Tu canto piel ahora
memoria de color intenso
tejedora en la niebla de pensamientos desnudos
danza de niños descalzos en el ocaso del día
en la casa lejana del árbol de la vida
en las arenas del regreso
en los breves momentos de los seres vivos
el sabor a estrellas
y las marcas de tiza
en el pizarrón del otoño
el remanso de una niña que sueña
con los ojos virtuosos de poeta
mujer al fin
al borde de la tarde



(de "Un puente de voces", Enigma Editores, 2014)

Jamás he rezado, de Jorge Paolantonio


no he dicho ni una sola oración
sin embargo he pasado tantas veces
una por una con fe perdida
miles de veces las cuentas del rosario
que mi madre me puso en la mano
está hecho con carozos de aceituna
escupidos por mi padre moribundo



(de "baus o la lenta agonía de las especies migratorias",
Ed. El Mono Armado, 2014)

domingo, 12 de octubre de 2014

zentralpark – Mario Arteca


Más bien parecían de vidrio,
bulbos que surgían redondos
y extraños, revolviendo el agua.
Las mujeres estaban pesadas.
No eran con todo la generosidad.
Sólo un estanque entre ellas y ellas.

Vencida ahora la repugnancia
se abre sin corola el paladar,
igual que cualquier luz limpiando
el aire en las flores. Y huyen
hacia atrás -¿dónde, si no?-
insectos a veces ordinarios.
Esa luz me indicaba en qué sitio
apoyar los pies al regreso.

De pronto todo oscureció,
en eclipse.
Tuve que hacerlo, y miré:
la perturbación se deshacía
en innumerables carriles,
volvía hacia mí por un canal
europeo de invierno
y mucho lodo entre las suelas.

Hasta que un sonido me hizo levantar la vista.
Estaban aún allí, paradas
en el césped fresco, como árboles.

(Bestiario búlgaro, Vox, 2004)


carrera final - alicia b. pastore

esta carrera final
me monta a mi pegaso
y cabalgo hacia la noche

me aguardan
rostros incesantes,
trenes que partieron
sin regreso,
caricias anacrónicas

el último fragmento
encajará perfecto

nutren mi viaje
las pocas cosas
salvadas:

estas muertes
encubiertas
la audacia en un sitio
temporal

y el mórbido abandono
abrazando

el rocío

miércoles, 1 de octubre de 2014

poetas sobre poetas II

Grupo Castalia invita a la presentación de la antología Poetas sobre poetas II El viernes 31 de octubre a las 18,30hs en la sala Augusto Cortazar, PB de la Biblioteca Nacional

Vladimir Holan, por Leandro Alva
Josefina Leyva, por Graciela Bucci
Pedro Salinas, por Susana Cattaneo
Hebe Solves, por Elisa Dejistani
Eugenio Mandrini, por Gabriela Delgado
Emma De Cartosio, por María Amelia Diaz
Tomas Tranströmer, por Alejandro Drewes
Néstor Chab Terrab, por Ana Guillot
Alicia Grinbank, por Isabel Krisch
Carlos Giovanola, por Irene Marks
Julio Huasi,por Sebastián Olaso
José Luis Mangieri, por Alicia Pastore
Ernesto Goldar, por Cristina Pizarro
Leónidas Lamborghini, por Eugenio Polisky
Nina Thürler, por María Elena Rocchio
NN, por Ricardo Rubio
María Meleck Vivanco, por Virginia Segret Mouro
Javier Adúriz, por David Antonio Sorbille
Horacio Preler, por Teresa Vaccaro

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Poema 24, de Mónica Angelino

con estas manos amé
enmarqué entre besos
el rostro de mis hijos
traje centenas de niños al mundo
cuidé la muerte para que durmiera sin dolor
lechugas  tomates planté
y un árbol donde cantaron mis pájaros

con estas manos me arrodillé frente
a la urna del desconcierto
amasé el pan de las fiestas
alcé hasta mi cara la risa de mis nietos

con estas manos que hoy
me duelen con sólo levantar
la cuchara. 

(de "Fibro",  Ed. Artesanal, Kereme, 2012) 

Ella escribe con sus manos de alondras, de David Sorbille

 A “A cuerpo abierto”,
de Graciela Licciardi (2006)

Ella escribe con sus manos de alondras
porque tiene la ilusión de los que ayudan
a emerger de los golpes secos de la vida
los que no disimulan el dolor de reconocer
el lado oscuro que nos cruza de angustia
pero también demuestra que se puede
regresar del territorio de la nada
para arropar a los pobres y gritar con los que sufren
denunciar la hipocresía de los que se miran el ombligo
porque a veces escribir salva
cuando se busca el significado de uno mismo
en tanto palabra que viaja en el tiempo
como una cadena atada a los recuerdos
inolvidables como la madera en la nieve


 (de "El Fusil de Trigo", Enigma Editores, 2012)






martes, 16 de septiembre de 2014

la otra oscuridad - Luis Raúl Calvo


La otra oscuridad es este pacto labrado
con los sórdidos impostores.
¿Quién transformó los harapos calcinados
en la ensoñación de los dementes?
La rebelión de la piel es un atenuante
a la mentira.
Nosotros, los blancos atrincherados
en las bujías de plomo
descosemos las blusas amarillas
de la mujer amada y reciclamos su aroma
así como otros reciclan las miserias
más humanas.
Este es el estado de las cosas
la fragmentada disolución del alma
en la carne de los desenterrados.
Quizás por eso, este amor con gangrena
sacude a los amantes y nos traslada
a Notredam, allí donde el viejo jorobado
serecompone en los campanarios de plata
y vislumbra enajenado las cuentas pendientes
que en algún momento se ha de cobrar

de "la otra oscuridad" - Editora Sarau das Letras - edición bilingüe argentino-brasilera, 2013


seré yo - alicia b. pastore

una mañana seré yo
la docil carne
desprendida
de mis huesos,

la que añada
gesto y ceremonia
a la rutina,
alimento y despedida,

la que sorprenda
a tu rostro humedecido,
abrazado al pico alto
de la marea,

Ella, ajena a tu mensaje,
entre uno y otro vaivén,
me llevará al fondo
de las cosas,
a conciliar la lucha
por el sustento
que, sin culpas,
libran en la profundidad

los peces altos,,,

ella me pide - Juan García Gayo


 Como si no supiera
ella me pide antecedentes, la historia de mis antepasados,
las impresiones digitales.
Me pide, para reforzar el curriculum, que a partir de este encuentro
vivamos sin ley de gravedad, en la estela que dejaron las nubes.
Entonces yo abro y digo:
Señor maduro, acunado en un cepo liberal
y frito en óleos bautismales; duro, burlón, ligero,
soy de los tipos que lloran en el cine.
Ella me pide que la invite a cenar a la luz de las velas,
que vuelva victorioso de Itaca.
Entonces yo abro y digo:
Así como aprendí a pisar campos minados remonto fácilmente
un globo, una aurora boreal, un ave fénix.


Se cuela entre los dos la medianoche, con los labios abiertos.


Ella me pide, para ponerme a prueba, que le alcance la luna,
allá, detrás de su escritorio.
Para ella la luna y las estrellas son lo más poderoso que conoce.
Entonces yo abro y digo:
Si todas las estrellas aparecieran juntas no habría noche en la Tierra
pero a ella se le antojó la luna.
Firmo, con la letra del lunes, una solicitud, una esperanza
y brindamos con vasitos de soda.
Ella me pide que le escriba cartas de amor, mañana,
sin importarle a qué temperatura se queman esas cartas.
Me pide que  no dude, que me prepare,
me pide una conformidad, un aforismo, en fin, una pedantería;
que use  mi voz más seductora.
Entonces yo abro y digo:
“Todos los hombres mueren jóvenes”
y en el punto de fuga de esa frase se divisa una hoguera.
Solos en un planeta que amanece
ella me pide que la mire a los ojos y me dice:
“Te reservé, hace tiempo, la oficina que acaban de pintar”.
Cuando sonríe noto sus dientes desparejos.

Con sus manos huesudas me pide que la siga.

en el reino del dios de vidrio - Susana Cattaneo

En el reino del dios de vidrio
un coro encadena culpas y destierros.
           ¿Cuál es la mirada que migra
desde una raíz aferrada al viento
hasta los ojos inasibles de esta Edad terminada?
                         Testigos silentes dentro de la expiación
     marcan horas de agonía.
            Carceleros implacables ocupándose de ti
y de tus vocablos escondidos.
Tu condena de agua reza por la sed
                       como por tu hambre el pan.
No consigues ahuyentar de tu frente
la vergüenza que heredaste.
         Tal vez te fortificas
                          con la sangre de otro ser
que sintió y vivió en tu mismo espacio.
Carne con la que también pudo
                            acunarse la ternura.
Caminas, descuidado, por el pasto del rocío
      y por los astros de la tierra.
Tu pie mata una hormiga. Ni lo notas.
El Planeta continúa
                su rotar de eje ciego.
Tal vez lo Primero fue inocencia,
                    pero hoy, en este reino equivocado,

                                            un juez libera al asesino.

jueves, 28 de agosto de 2014

Concertino              María Amelia Díaz

Manipulados por el Eterno Tramoyista
los hilos de la lluvia
desenhebran el cielo
y ponen en movimiento la opereta del mundo.

En la noche recién lavada
cuando la lluvia tense sus cuerdas de violonchelo ronco,
de agudos de violín sobre la canaleta del techo,
y ponga tonos de arpa en las hojas del filodendro del macetón del patio
habrá escena repetida:
Fondo de agua vertical que nos arroja su concierto

y rueda pesados golpes de timbal sobre el tejado sin gato.

domingo, 24 de agosto de 2014

por la paz - Irene Marks

Recuérdame
cuando no esté en la casa
del país asombrado
Resuena
tu memoria entre los árboles
que tiemblan ante  el hacha
Asesinan
a quien abre los ojos
al que ríe
No te alejes de mí
en esta madrugada
terminal
Cuando la luz se viste
de juguetes
que caen
como los ojos fijos
de las víctimas
en el foso común.
Desde el cielo
llega la muerte
llega la vida.
 Tu mano ya no es.
Era una flor pequeña
y buscaba
abrir la oscuridad.

Irene Marks (2014)


Miriam Ippólito

Tibia, roja
cayendo de mi muñeca
abierta en flor.
Toda tibia, toda roja
embebida en sueños rotos.
Toda triste, toda loca.
Se derrama en manantiales
huye de mí.
Es un ave
buscando libertad.
Se refugia en lo azul.
De pronto,
desploma a la masa corporal
que lo apresaba.
Ahora libre me voy,
a buscar cielos.
Libre de tiempo, de espacios,
de tristeza.
Libre de tus ojos sin entrega.
Ahora me voy.
Toda libre, toda tibia, toda roja
a  buscar el amor
adonde abunda.
No me busques, no me nombres,
no me llores.
Ahora, al fin,
me voy,
soy toda libre.

(de Poesía y Poetizar, volumen II, ediciones del Último Sábado, 2012,
selección de Daniel Eduardo Serra)


martes, 19 de agosto de 2014

CRISTO MUERTO de Hans Holbein el joven, por Liliana Díaz Mindurry


Había una vez, hubo una vez o no hubo nunca. No debo decir el caos.
Había una vez un lastimado,
se oye su muerte en todas partes,
en todas partes.


No ángeles de la guarda, no estampas, no luces, ningún contorno,
las horas del lastimado son eternas.

No luces.
Se puso toda la muerte en el cuerpo,
toda la muerte,
no ángeles,
las horas del lastimado
del muerto, del clavado a todos los cuerpos
crecen como serpientes. No debo decir el caos.

No luces, no ángeles:
los salmos se le duermen en la frente, debajo de las cejas y en la garganta.

Agitaba la eternidad como si fuera una mezcla.
Gatos negros y azules, palabras como gatos negros y azules se volcaban en
/todos los caminos,
llevaba sus pobres milagros pequeños, el agua tibia de las frases goteando,
liviano como un dedo,
transparente.

No era un hombre.
No era una caja con forma de hombre.

Dulcemente su amor
se comía las cosas, brillaba en la saliva, se encendía en los costados de la boca.

Porque no es cierto que sí y no es cierto que no.
Le sacaron cualquier forma de la alegría
el brillo de la noche le enredó ese cuerpo que no gozaron las mujeres.
La luna como un lobo le mordió el vientre y le dobló la espalda.
Esperaba los clavos como fauces.

Los gatos se incendiaron.

Despacito se le aguaron los ojos.
No habría cielos empapelados de celeste
y crecerían las horas
los perros de las horas.

No habría más adentro ni afuera, ni aquí ni allá, ni latitud ni longitud.
Nadie cura la demencia,
                        ningún paraíso. El deseo no corrige la forma de las cosas.


                                   Dar órdenes no es lograr el resplandor.

Las cosas quieren salirse de sí, poner la mirada en blanco.
Es tan simple no estar.

Las horas del lastimado son eternas. Es eterno el perfume.
Es una negra música,
una ternura
            como una negra música.

En las estrellas se salieron los gatos,
las palabras como gatos
resucitaron.

El deseo no corrige el mundo.

Gloria al deseo.  


(de "El Resplandor final", Ed. Ruinas Circulares, 2011) 

El libro se abre y proyecta, de David Sorbille

A “Resplandor final”
de Liliana Díaz Mindurry (2011)

El libro se abre y proyecta un resplandor en el espejo
y en otros espejos como cuadros que se multiplican por diez
o en miles de cuadros y espejos que se proyectan en poemas
como en deseos furtivos en donde todo es real
pero también precario como una silueta en el viento

Quiero decir que todo parece estar cerca pero se intuye
que hay algo más en el otro lado de las cosas que suceden
o se precipitan como la memoria en las calles
donde las palabras se caen o se incendian y resucitan
convertidas en estrellas fugaces
como el último calor de los cuerpos antes de la muerte

Quiero decir que los pensamientos refugiados en las cavernas
donde el silencio se burla de este mundo que parece inventado
por el ladrido de cualquier hombre en un país de sombras
y carceleros donde todo parece que no sucede
es como una mala copia del infierno
o de un paraíso oscuro y simulado

Quiero decir que a pesar del cruel estigma donde los recuerdos
fueron borrados por la tiranía del miedo y la tortura
subsiste la ilusión final de una puerta que se abre a la vida
como a los miles de espejos y resplandores que se proyectan
en poemas donde se refleja tu pasión y la mía


(de "Un puente de voces", Enigma Editores, 2012)

domingo, 10 de agosto de 2014

Los dioses - Karin Boye


" Los carros de los dioses          
no sacuden las nubes,  
avanzan deslizándose   
callados como rayos de luz.      
Los pasos de los dioses son     
casi inaudibles,    
como el susurro de la hierba    
apenas presentido.         

Cautelosamente, cautelosamente       
sigues los senderos        
que tienen el aroma        
de su proximidad vivificante.    
¡No grites nombres!         
Ellos huyen, te dejan      
llena de palabras 
en un mundo vacío. "


Karin Boye (Sucia, 1900-1941)

Como el tiempo y mudo… Alejandro Drewes

En el fondo de ti
un delgado cristal
hay que se ha roto
sin ruido, como todo
se quiebra al final
de su breve danzar
con los dados del mundo.

Una oscura marea
ha de tornar a esta
misma playa desierta
donde el cuerpo presiente
la ruina y el caos
y las devastaciones
del tiempo: y quedas solo
entonces como Hamlet
con su sombra y anochece,

es muy tarde y anochece.

sábado, 9 de agosto de 2014

ella no sabe

ella no sabe
que la recuerdo
en la casa aquélla
de los árboles
y rosas

que lavé
la bronca infantil
del día
que le pisó la cabeza
a la negra,
cuando le compré
el primer
estetoscopio

por fin alguien
en la familia
quería saber
qué había
dentro de la cabeza
de la muñeca negra

por fin alguien
en la familia
quería curar gente,

en lugar de enfermarla,,,

El iscariote - Leandro Alva






Marosa di Giorgio


(Partida de Claudio Ross)
En este día mueren algunos; caen como cometas; los palillos un poco desparramados, el papel frágil, y hasta alguna yema rota como si hubieran estado incubando. Del cielo, del más altísimo cielo,bajan lloviznas que  no
alcanzan el suelo.
Y así, todo.
Hasta que aquí lejos, Claudio, allá cerca, entre los alhelíes, trina el gallo blanco. Y empiezo a llorar desesperadamente.

Haces desaparecer en un minuto insólito un huevo, un alelí, o paseas en horas extrañas, por las estampas desoladas del sur, la tuya, impar.

Somos legendarios - Susana Cattaneo

Sí, somos legendarios porque hace una larga historia que respiramos frutos, recorremos el bosque claroscuro del invierno y miramos la lejanía en busca de reposo.
Nuestras huellas marcaron las distancias, las unieron con  palabras y poesía. Miramos el rostro del poema y nos prometimos existir para escribirnos.

Amigos que vibran el  mismo aire que respiro: somos legendarios. Marcamos a fuego un destino, nuestros pasos, una porción de tiempo bendecida con belleza.

viernes, 18 de julio de 2014

Relevo de prueba, de Ernesto Goldar



Venimos de lejos, compañera, y siempre andamos cerca.

Hemos quedado repasando el techo de esta cocina clase
media,
alterada por el almuerzo de los domingos, cuando
rompemos la monotonía con algún fiambre
alemán, una lata de duraznos, helado del
congelador en el verano.

Venimos de lejos esquivando errores,
percibiendo el calor de las inhibiciones,
las reservas mentales,
la pila de palabras que irrevocablemente deben
transferirnos el relato de las trivialidades.

Son muchos los días, compañera, estirados sobre el
permiso de los años,
infinitos también los temas de conversación,
renovadas las motivaciones, los proyectos (tan pálidos los
míos)
que justifiquen levantar este horizonte de tiempo
sistemáticamente duplicado
por la forma de tu voz que tiembla
y el invento que sigo en la mañana para decirte un
invariable apelativo confortante.

No vamos a caer en los recuerdos porque a esta altura
está todo confundido,
menos en las preguntas indiciarias sobre si las cosas
volverían a darse,
aún en la interrogación precisa acerca de cuánto nos
queda todavía.

No hacer memoria entonces,
pensar en los días que se trasmiten como sensaciones,
en el tiempo que aguarda para darnos oportunidades,
conforme a la débil seguridad que otorgan las
palabras usadas siempre como privilegiada
comunicación de dioses.

No sé, compañera, si es amistad lo que se llama amor en
estos casos,
pero sí así fuese, amiga mía, nos faltan innumerables
paseos matinales,
ejercicios de idioma, libros a descubrir, una ventana
incierta que da al río,
alguna callecita para treparla lentamente de la mano
como escolares procelosos.

En voz pausada y firme, de David Sorbille

A “En voz desmayada y baja”
de Ernesto Goldar (2009)


En voz pausada y firme
como cuidando pensamientos
en un paisaje insobornable
ante la borrasca de lo etéreo
defendiendo ideales nacionales
con la metafísica del barrio
siendo la voluntad del poeta
que escribe en la memoria de la noche
con ese ejercicio misterioso de palabras
que deslumbran laberintos cotidianos
como la brisa de un río que acaricia
el destino de los amantes de la vida
en versos que se enhebran como pétalos
maduros de inventario


(de "Un puente de voces", Enigma Ed. 2012)

miércoles, 2 de julio de 2014

a los árboles - Alejandro Drewes

En la lenta ceremonia pienso a veces
de la despedida: crepita un instante
sin otro después, un alto muro ciego
Uno busca su lugar en el mundo, y de pronto
el ocaso. En eso pienso, como el árbol debe
pensar en sus hojas.
Y el viento sopla después, y el silencio.


así para avanzar sobre la tierra - Amina Saïd



seguimos un rayo de luna

hasta las horas apenas despiertas del alba

regresamos para todavía partir

acuérdate completamente del primer encuentro

bordeando caminos infinitos creemos

leer en la tierra como en un libro abierto y ella

nos deja un reflejo de lo visible

acuérdate de lo que olvidaste ver

así en el fondo de nuestros ojos

ningún espejismo muerte ninguna nube

ningún pájaro memoria de los seres lugares cosas

acuérdate cómo golpeaba yo la tierra con los pies

así en el fondo de nuestros corazones

ningún duelo se hace ninguna llama

se extingue ninguna pasión

acuérdate cuando torné la hoja contra mí

así de la punta de nuestros dedos nacen

galaxias senderos estrellados de caricias

puntos de sutura para nuestras almas

acuérdate de mi cuerpo entre el relámpago del placer

así sobre los labios de cada uno

ni un silencio muerte ni una palabra

y cada uno contempla aquello que olvidó vivir

entonces acuérdate

acuérdate de lo que tuvo lugar sin ti y sin mí

acuérdate del último y del primer poema

acuérdate de lo que nunca he dicho

de los sueños que no relataré

acuérdate de mis cóleras cuando reducida

a cenizas yo renacía árbol mujer pájaro

acuérdate de mis vidas vividas antes de ti

de los días en que yo desaparecía

de los lugares donde reaparecía

acuérdate de tu antigua paciencia

de los momentos en que la noche nos tejía un sudario de noche

acuérdate de mis vuelos de mis caídas

de nuestras alarmas de nuestras risas de nuestras lágrimas

de mi parte de sombra y de luz

acuérdate de la fisura oblicua de las miradas

que brillan entre las tinieblas

acuérdate de la ausencia que vendrá

*

cuerpo de mujer

cual posible jardín

esperanza de lugar

con sus frutos plenos

sus comienzos múltiples

su parte de eternidad

la luz secreta

de su sombra incendiada

sobre el columpio de la tierra

ella vacila ya

con todo el peso de la noche

en su faz sombría

la noche se implanta

yo soy la vida dice ella

yo invento



Trad: Rafael Patiño


http://www.festivaldepoesiademedellin.org/pub.php/es/Revista/ultimas_ediciones/68_69/said.html

Amina Saïd nació en Tunis, Túnez, en 1953. Estudió Letras en la Universidad de la Sorbona, París. Algunos de sus libros de poemas: Métamorphose de l’île et de la vague (Metamorfosis de la isla y de la ola), Paris, Arcantère, 1985; Sables funambules (Arenas funámbulas), Paris, Trois-Rivières, Québec, coedición Arcantière/Ecrits des Forges, 1988; Feu d’oiseaux (Fuego de pájaros), Marseille, Revue Sud, n°84, Premio Jean Malrieu, 1989; Nul autre lieu (Ningún otro lugar), Trois-Rivières, Ecrits des Forges, 1992; L’une et l’autre nuit (La una y la otra noche), Le Dé Bleu (El dado azul), 1993, Premio Charles Vildrac; Marcher sur la terre (Marchar sobre la tierra), La Différence, 1994; Gisements de lumière (Yacimientos de luz), La Différence,1998; De décembre à la mer (De diciembre a la mar), La Différence, 2001; La douleur des seuils (El dolor de los umbrales), Paris, La Différence, 2002; L’horizon est toujours étranger (El horizonte siempre es extranjero), CD, Paris, Artalect, 2003

Susana Cattaneo

Yo te he amado, hermano, amigo, cuando los relojes se clavaban en el pecho. Cuando llorabas la mudez del teléfono y te aturdías de música y de noches.
Me has amado, amigo, hermano, cuando esperábamos la luz de los domingos, cuando aguardábamos cartas y respuestas. En madrugadas que goteaban nuestra sangre. Cuando leíamos de la mano de Alejandra y nos paseábamos con ella por las esquinas de nuestra angustia. Cuando decíamos a tres voces:”para que las palabras  no basten es preciso alguna muerte en el corazón”.

Hoy te recuerdo, aunque hace tiempo nos hemos olvidado. Después de mil inviernos, ya deberíamos tener las manos con escarcha. En vano seguirán nuestros ojos buscándose entre las tumbas de Dios.

de "niña subterranea"

no es justo partir - Hugo Acevedo


Porque no es justo partir sin un último beso.
¿Qué inquieta avecilla escondes entre tus manos
como una caricia que quisiera volar?
Yo siento que en  mi pecho se pasea un perro
intentando lamerme los latidos.
Pero no es justo mirarse el corazón.
Lidia me ausculta, somnolienta, y pretende que mi perro es sólo humo.
Oigo un clamor de grillos asediados por el sol.
Ni la sombra de un sueño los ha desvelado en la santa noche
y aquí están otra vez, pidiendo lo imposible,
el oro de mi cansancio,
mi penumbra vuelta amparo.

La lengua de mi perro se ha dormido.
El ave de tu caricia ha muerto.
Y pese a todo, extranjera,

no es justo partir sin un último beso.

viernes, 20 de junio de 2014

Bus - María Amelia Díaz

Anónima me subo al colectivo
un escalón
pasamanos
Anónima busco un asiento libre, me entrevero
me alío al resto de mi especie
a la manada.
El transporte arranca
se integra al rebaño innumerable de rodados que el progreso arrea,
olor a gasolina
bocinas.
Anónimos, aquí estamos
alguien duerme su cansancio de jornada y cabecea al ritmo moderno de los baches,
otra pronuncia por celular de color rosa unas palabras.
Los hombres
los niños
las mujeres
el que se fatiga porque va parado,
mientras la resolana sobrevuela en motas de oro suspendida en el aire que entra por la ventanilla
Todos alineados
todos domesticados
todos indiferentes

Y exótica la planta de florcitas azules asoma entre unas bolsas de plástico con logo de supermercado.


de no lugares 4

La Intemperie - Irma Elena Marc


A la intemperie, siento un dulce animal
respirar aquí, entre amapolas,
las flores le parecen algo extraño, el animal no.
Cálidamente protegida de todo lo que debía tocarla
Ella escribe unos versos
con una pena de pájaro.
El pájaro hace nido en la cáscara de mis párpados
dispuesto a quedarse aquí.
Ella contempla su mano como una isla de luz
entre las amapolas.
Bajo los párpados ya es un sueño lejano,
abre la sombra y toca un rizar de insectos.
Ella sueña
como si este día no fuese gema de púrpura
del animal que me respira tierno y apagado
en su país inocente.


de EL GIGANTE, Ediciones Ruinas Circulares, 2007

Wica o la voz de lo pequeño - Irene Marks

I

Llueve.
Canta mi sangre
como una página dormida
Despierto en el relámpago,
Me desnudan los truenos
Y  me muevo. Camino
hacia el centro de la claridad.
Cuando la tormenta nace por dentro
por fuera del corazón
y el agua es una fuerza libre
una explosión que atraviesa los límites.

II

Algo te grita que sos Wica:
Cantar en la tormenta
Descalzarse en la lluvia
Energía que sale por los dedos
en chispas invisibles
Un doloroso amor por  lo viviente
El no poder comer
carne de los que sangran
Sentir cerca
a los mendigos
Amar los trenes
Y no los automóviles
Escuchar el mensaje de los árboles
el gorjeo  de un bebé
 la mirada antigua del anciano.
Y saber
que la unión de dos  cuerpos
es  una ceremonia de Dios
sobre la hierba
bajo la luna
de  los gatos.

III

Besar la Tierra
y nombrarla en un grito
para todos
desde el planeta
de niños condenados
al hambre
al abandono
Infancia:
¿propiedad del adulto?
¿O libre caminata
entre los árboles
del amanecer?
¿O el  regreso a la tribu,
Madre Universal
regazo de
los  seres pequeños?

IV

El nacimiento
de un hongo
bajo el árbol
después de la tormenta
basta para saber
que hemos venido
a celebrar
la voz de lo ignorado.

(2013-inèdito)