Sí, somos legendarios porque hace una larga historia que
respiramos frutos, recorremos el bosque claroscuro del invierno y miramos la
lejanía en busca de reposo.
Nuestras huellas marcaron las distancias, las unieron
con palabras y poesía. Miramos el rostro
del poema y nos prometimos existir para escribirnos.
Amigos que vibran el
mismo aire que respiro: somos legendarios. Marcamos a fuego un destino,
nuestros pasos, una porción de tiempo bendecida con belleza.
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