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domingo, 12 de octubre de 2014

zentralpark – Mario Arteca


Más bien parecían de vidrio,
bulbos que surgían redondos
y extraños, revolviendo el agua.
Las mujeres estaban pesadas.
No eran con todo la generosidad.
Sólo un estanque entre ellas y ellas.

Vencida ahora la repugnancia
se abre sin corola el paladar,
igual que cualquier luz limpiando
el aire en las flores. Y huyen
hacia atrás -¿dónde, si no?-
insectos a veces ordinarios.
Esa luz me indicaba en qué sitio
apoyar los pies al regreso.

De pronto todo oscureció,
en eclipse.
Tuve que hacerlo, y miré:
la perturbación se deshacía
en innumerables carriles,
volvía hacia mí por un canal
europeo de invierno
y mucho lodo entre las suelas.

Hasta que un sonido me hizo levantar la vista.
Estaban aún allí, paradas
en el césped fresco, como árboles.

(Bestiario búlgaro, Vox, 2004)


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