El viento otoñal arrastra nubes blancas
por el cielo. La
hierba se vuelve
marrón. Caen las
hojas. Gansos salvajes
vuelven hacia el Sur.
Las últimas
flores, orquídeas y
crisantemos, relucen
y exhalan su amargo
perfume.
Sueño con aquel
hermoso rostro que nunca
podré olvidar. Voy a
dar un paseo por
el río. La barcaza
surca la corriente
y corta las olas
coronadas con
crestas de plata.
Suenan flautas y tambores
y cantan los remeros.
Me siento
feliz un instante y
después me embarga
la antigua pena. Fui
joven poco
tiempo y ahora ya
estoy envejeciendo.
Ya ha amainado la suave
brisa.
El polvo perfumado se
ha posado. Es el
final de la época
de las flores. Cae la
tarde
y la pereza no ha
dejado peinarme
en todo el día. Ahí
están
los artículos de
tocador, pero mi
esposo se ha ido para
no
volver. Cualquier
esfuerzo sería
en vano, cuando
intento
cantar, las lágrimas
me ahogan.
He soñado que mi
barca
de flores me llevaba
hasta él, pero sé
que un navío tan
frágil no
podrá cargar con tal
peso de pena.
Li Ch’ing Chao (1084–1142), poema escrito a la muerte de su
esposo:
Traducción de Carlos Manzano sobre la versión al inglés de
Kenneth Rexroth, en:
El amor y el tiempo y su mudanza, Gadir, Traducción de
Carlos Manzano, Madrid, 2006.
http://www.poesiadigital.es/index.php?cmd=critica&id=37
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