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viernes, 13 de junio de 2014

Visiones de relámpago - Elizabeth Azcona Cranwell


Pierdo todos los días un nombre en mi jardín.
¿Qué hay del llamado de los muertos?
Pido que dispongas de mí.
Piensa que soy tu agua o la fruta del sol en tu avidez.
Quiero que me devores suavemente
como a una franca miel, como a una hostia envenenada.
¿Te alarman mis ausencias?
Escudriña en las flores, rasga la oscuridad.
Ese fulgor custodio es mi gran sed que te acompaña.
¿Nadie nombra cuando el saurio feroz de la inocencia
vuelve a la orilla enloquecido de humildad y de sed?
En lo que escribo un sentido se crea,
una presencia se destruye.
Canta si no sabes decir,
la palabra se armará solitaria
entre los cielos de tu boca.
La amazona de arcoiris y muerte se hundió de amor
en el lago sombrío.
Cada noche sin luna su caballo remonta una viudez de estrellas
para beber del agua que la abriga.
La vida, esa extraña vigilia en la que descansamos de la muerte.
Música, salud del alma

siempre es tu hora de nacer.

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