viernes, 20 de junio de 2014

Bus - María Amelia Díaz

Anónima me subo al colectivo
un escalón
pasamanos
Anónima busco un asiento libre, me entrevero
me alío al resto de mi especie
a la manada.
El transporte arranca
se integra al rebaño innumerable de rodados que el progreso arrea,
olor a gasolina
bocinas.
Anónimos, aquí estamos
alguien duerme su cansancio de jornada y cabecea al ritmo moderno de los baches,
otra pronuncia por celular de color rosa unas palabras.
Los hombres
los niños
las mujeres
el que se fatiga porque va parado,
mientras la resolana sobrevuela en motas de oro suspendida en el aire que entra por la ventanilla
Todos alineados
todos domesticados
todos indiferentes

Y exótica la planta de florcitas azules asoma entre unas bolsas de plástico con logo de supermercado.


de no lugares 4

La Intemperie - Irma Elena Marc


A la intemperie, siento un dulce animal
respirar aquí, entre amapolas,
las flores le parecen algo extraño, el animal no.
Cálidamente protegida de todo lo que debía tocarla
Ella escribe unos versos
con una pena de pájaro.
El pájaro hace nido en la cáscara de mis párpados
dispuesto a quedarse aquí.
Ella contempla su mano como una isla de luz
entre las amapolas.
Bajo los párpados ya es un sueño lejano,
abre la sombra y toca un rizar de insectos.
Ella sueña
como si este día no fuese gema de púrpura
del animal que me respira tierno y apagado
en su país inocente.


de EL GIGANTE, Ediciones Ruinas Circulares, 2007

Wica o la voz de lo pequeño - Irene Marks

I

Llueve.
Canta mi sangre
como una página dormida
Despierto en el relámpago,
Me desnudan los truenos
Y  me muevo. Camino
hacia el centro de la claridad.
Cuando la tormenta nace por dentro
por fuera del corazón
y el agua es una fuerza libre
una explosión que atraviesa los límites.

II

Algo te grita que sos Wica:
Cantar en la tormenta
Descalzarse en la lluvia
Energía que sale por los dedos
en chispas invisibles
Un doloroso amor por  lo viviente
El no poder comer
carne de los que sangran
Sentir cerca
a los mendigos
Amar los trenes
Y no los automóviles
Escuchar el mensaje de los árboles
el gorjeo  de un bebé
 la mirada antigua del anciano.
Y saber
que la unión de dos  cuerpos
es  una ceremonia de Dios
sobre la hierba
bajo la luna
de  los gatos.

III

Besar la Tierra
y nombrarla en un grito
para todos
desde el planeta
de niños condenados
al hambre
al abandono
Infancia:
¿propiedad del adulto?
¿O libre caminata
entre los árboles
del amanecer?
¿O el  regreso a la tribu,
Madre Universal
regazo de
los  seres pequeños?

IV

El nacimiento
de un hongo
bajo el árbol
después de la tormenta
basta para saber
que hemos venido
a celebrar
la voz de lo ignorado.

(2013-inèdito)



viernes, 13 de junio de 2014

Susana Cattaneo

"Soy feliz. Me han sacado el mundo" Héctor Viel Temperley
 "Una ancha muerte interminable y dulce"  Edna Pozzi

Nadan los muertos en caballos de fuego; hacen una ronda cercada con maderas que huelen a bosque.Comienza septiembre arrodillado frente a octubre y una fiesta de sortijas inunda los caminos.
Los muertos -los míos- , prometen que viviré en el regazo del misterio, que el pan estará tibio, que los inciensos anunciarán los ritos de la buenaventura.
Mis manos, ahora llenas de niebla y silencio, se anegarán de perlas consteladas.
Los muertos -mis muertos- con "una ancha muerte interminable y dulce" aguardan sentados a una mesa de manjares adornada con manteles de organdí.

Visiones de relámpago - Elizabeth Azcona Cranwell


Pierdo todos los días un nombre en mi jardín.
¿Qué hay del llamado de los muertos?
Pido que dispongas de mí.
Piensa que soy tu agua o la fruta del sol en tu avidez.
Quiero que me devores suavemente
como a una franca miel, como a una hostia envenenada.
¿Te alarman mis ausencias?
Escudriña en las flores, rasga la oscuridad.
Ese fulgor custodio es mi gran sed que te acompaña.
¿Nadie nombra cuando el saurio feroz de la inocencia
vuelve a la orilla enloquecido de humildad y de sed?
En lo que escribo un sentido se crea,
una presencia se destruye.
Canta si no sabes decir,
la palabra se armará solitaria
entre los cielos de tu boca.
La amazona de arcoiris y muerte se hundió de amor
en el lago sombrío.
Cada noche sin luna su caballo remonta una viudez de estrellas
para beber del agua que la abriga.
La vida, esa extraña vigilia en la que descansamos de la muerte.
Música, salud del alma

siempre es tu hora de nacer.

martes, 10 de junio de 2014

a un Dios vencido - Alejandro Drewes

Sorprendido en mitad de la vida
qué innúmera fuerza, qué sino
condujo una vez hasta aquí,
qué oscuro ajedrez torna opaco

lo amado en su día y perdido
y en plena noche huye
con qué veloces caballos huye.

Ya nada más queda
sino esta misma sombra
fiel, la del fruto pasado
que proyecta la flor
de su instante sobre la tierra.
Ebrio te lleven las aguas
allí donde nunca tus pies
soñaron llegar: Thalassa.

Y en tributo este canto
a un lejano dios  ya vencido.


Li Ch’ing Chao

El viento otoñal arrastra nubes blancas
 por el cielo. La hierba se vuelve
 marrón. Caen las hojas. Gansos salvajes
 vuelven hacia el Sur. Las últimas
 flores, orquídeas y crisantemos, relucen
 y exhalan su amargo perfume.
 Sueño con aquel hermoso rostro que nunca
 podré olvidar. Voy a dar un paseo por
 el río. La barcaza surca la corriente
 y corta las olas coronadas con
 crestas de plata. Suenan flautas y tambores
 y cantan los remeros. Me siento
 feliz un instante y después me embarga
 la antigua pena. Fui joven poco
 tiempo y ahora ya estoy envejeciendo.
 
 Ya ha amainado la suave brisa.
 El polvo perfumado se
 ha posado. Es el final de la época
 de las flores. Cae la tarde
 y la pereza no ha dejado peinarme
 en todo el día. Ahí están
 los artículos de tocador, pero mi
 esposo se ha ido para no
 volver. Cualquier esfuerzo sería
 en vano, cuando intento
 cantar, las lágrimas me ahogan.
 He soñado que mi barca
 de flores me llevaba hasta él, pero sé
 que un navío tan frágil no
 podrá cargar con tal peso de pena.


Li Ch’ing Chao (1084–1142), poema escrito a la muerte de su esposo:
Traducción de Carlos Manzano sobre la versión al inglés de Kenneth Rexroth, en:
El amor y el tiempo y su mudanza, Gadir, Traducción de Carlos Manzano, Madrid, 2006.


http://www.poesiadigital.es/index.php?cmd=critica&id=37

lunes, 9 de junio de 2014

Intermezzo, de Osvaldo Rossi


Hay un tránsito entre el golpe y la herida
una huella fugaz
una línea que se desvanece.
La frontera entre el viento de otoño
y una hoja que se resigna indefensa.

Es el tiempo entre el dolor y su lágrima
entre el sueño y las manos del orfebre.
Es un paisaje delgado, estremecido
la fisura de un reloj
que se pierde entre dos mundos.

A un lado están la tierra y la semilla.
Al otro
                el flujo interminable.


(de: “Unas ramas movidas por el viento”, Editorial Vinciguerra, Primer Premio SADE 2010)

A Federico García Lorca, de David Antonio Sorbille


En estos tiempos de la tierra  mía
tengo señales de antiguos despojos
y recuerdos que anudan imágenes
como piedras sobre piedras y lunas
campos encendidos en la inmensidad de la tarde
aromas de claveles y dispersos olivares
calles solitarias y amores irremediables
plazas desiertas y campanarios de sueños
gente y más gente abriendo paso
entre fusiles y banderas fugitivas
codo a codo en las trincheras perdidas
almas en pena que aturden a Granada
cuerpos que reemplazan a otros cuerpos
baladas que alumbran horizontes
convertidos en estrellas de madrugada
sangre de poeta sin fronteras
muerte que tu muerte me  desgarra
en estos tiempos de la tierra mía
arrodillados y en silencio
ante el mundo de ritmos y palabras
como una fuente de dolor que evoca
el eterno verso cuando tu nombre suena


(de "Las Huellas del Silencio", Ed. 3+1, 1999)

domingo, 8 de junio de 2014

que te haya visto

que te haya visto
ese dios
en el que creo

que te haya visto
atropellarme,
no Dios

ese dios que no pudo
limarle los brotes
sicóticos

a Dios,,,

en el patio de un poeta menor - Miguel Gaya


Ya pasaron por el cielo las aves
que migraron
al país feliz.
Ya los carros llevaron el grano
y se encendieron las fogatas
y en los campos vecinos
bailaron y brindaron
hasta que vino el día y
¿cuál fue tu cosecha
este año?

Ronda la casa un viento silencioso.
Algo que se lleva de puntillas
los papeles rotos y las cenizas
que dejaste en el patio.

Apenas un momento
algunos restos temblarán en los rincones
que los retuvieron y luego
nada serán
en el aire
se habrán ido.

Los sueños tuyos tienen el peso
de esas formas
que un momento apenas
se elevaron
y luego
como el sol de otoño en la ventana
no estuvieron más.

¿Y adónde te has ido
hoy?

¿Cuál fue tu cosecha?