Maduro un oficio tan íntimo
que sólo es posible transmitirlo
con la boca en el pecho del otro.
Un oficio tan delgado
que se le oye crujir por las noches.
Crece la hierba sobre nosotros
los muertos
y avanzan los pájaros grandes lagunas
de tristeza.
Maduro un oficio tan final
que sólo es posible para los dioses
y las piedras.
En esta tremenda dignidad
no hay colaboración posible con la vida.
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