I
Es cierto que hay un tiempo
cuando todo es pasado.
Pero te vi.
Tu eternidad temprana
abolió mis certezas y mis horas.
II
Oyendo tu palabra,
no puedo sino amarla, desear la fuente.
Junto con mis razones
se acrecienta la red de tu silencio.
Y mis voces se van.
Y yo me quedo.
III
No tu mentira de ángel de la sombra:
demonio luminoso,
tu verdad me arrastra
y tu flor en las órbitas del vino,
fuego.
IV
Después de tu partida,
comenzó a ser el tiempo.
Y en la ausencia que insiste
reconozco tu ausencia.
V
He olvidado tus ojos
y son tus muslos hierba del olvido:
solo a Vos te recuerdo.
Omar Argañaraz (La Plata)
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