¿Dónde anida la palma de su lucero?
¿Dónde guarda su hambre y su frío,
su niñez atropellada?
¿Cómo es el mundo en colores
que imagina cada madrugada?
¿Qué se hizo de aquel globo
que alguna vez halló en la calle?
Duerme la inocencia en brazos del asfalto.
Ensueño de arroyo y velero,
caballito de escoba,
duendes, piratas.
¿Quién se llevó su disfraz de infancia,
su carnaval de encanto y de sonrisa?
¿Por qué no hay más retrato
que la sombra de sus huesos
y ese charquito, donde cada aurora
se lava las manos?
Va el niño de adoquín
revolviendo la basura.
No busca comida.
No busca juguetes.
Apuesta a encontrar la estrella
que en alguna parte perdió su madre.
Gabriela Delgado
Del libro “Borra de café”
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