una mañana seré yo
la docil carne
desprendida
de mis huesos,
la que añada
gesto y ceremonia
a la rutina,
alimento y despedida,
la que sorprenda
a tu rostro humedecido,
abrazado al pico alto
de la marea,
Ella, ajena a tu mensaje,
entre uno y otro vaivén,
me llevará al fondo
de las cosas,
a conciliar la lucha
por el sustento
que, sin culpas,
libran en la profundidad
los peces altos,,,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario