miércoles, 17 de septiembre de 2014

Ella escribe con sus manos de alondras, de David Sorbille

 A “A cuerpo abierto”,
de Graciela Licciardi (2006)

Ella escribe con sus manos de alondras
porque tiene la ilusión de los que ayudan
a emerger de los golpes secos de la vida
los que no disimulan el dolor de reconocer
el lado oscuro que nos cruza de angustia
pero también demuestra que se puede
regresar del territorio de la nada
para arropar a los pobres y gritar con los que sufren
denunciar la hipocresía de los que se miran el ombligo
porque a veces escribir salva
cuando se busca el significado de uno mismo
en tanto palabra que viaja en el tiempo
como una cadena atada a los recuerdos
inolvidables como la madera en la nieve


 (de "El Fusil de Trigo", Enigma Editores, 2012)






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