¡Quién es ese hombre
que me observa desde otro país?
Que tiene trincheras detrás de los ojos,
de quién no sé si aún lleva barba
y el pecho a la intemperie.
Tampoco si tiene despoblado
aquel rostro de cenizas.
Él me contempla escondido en el tiempo.
Desde aquellos domingos que lloramos juntos.
Desde el universo de viejos otoños.
¿Quién es ahora, ese hombre
que juntó hace siglos su soledad con la mía?
Que compartió angustias, el dolor, palabras.
¿Dónde está? ¿Dónde con sus huesos?
En algún rincón de su tristeza
debe estar buscándome.
A pesar de todo.
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