Fue como entrar a los cristales, a los rubíes, a la
transparencia de una ciudad sumergida. Sus ojos encendían el invierno y las
migraciones del pasado.
Iluminados secretos de laberintos eran carruseles de infancia y alegría.
La sombra se fue
diluyendo cada vez más . La sonrisa se expresó con perfumes de hierbas. Su paso
se hizo más seguro y los colores prendieron raíces en el Descontento para que
no vuelva.
Y fue el Paraíso. Y
fue el Movimiento. Y la Felicidad fue.
entrar a los cristales, eso, qué bello, Susana,
ResponderBorraralicia,,,